Hansi Flick se despidió de los periodistas con un sencillo “hasta mañana”, pero su presencia en la sala de prensa deja claro que su forma de entender el fútbol —y la vida— todavía choca con ciertos códigos del entorno azulgrana. El técnico alemán, que ya se defiende con soltura en castellano, sigue mostrándose perplejo ante algunas preguntas o incluso ante declaraciones que surgen desde el propio club.
La situación del Barça no es sencilla. Las lesiones, las dudas futbolísticas y la reciente derrota ante el PSG han puesto a Flick frente a una etapa exigente. Pero lejos de esconderse, el entrenador afronta el momento con una mezcla de serenidad y sinceridad que no deja indiferente a nadie.
Cuando le preguntaron por las palabras de Joan Laporta en la Asamblea —aquella referencia a la “mano blanca” en los arbitrajes—, Flick respondió con su habitual humor, aunque no pudo evitar cierta incomodidad. “No sé qué decir”, se le escuchó murmurar fuera de micrófono antes de lanzarse. “¿Qué respondo?”, preguntó entre risas. “Estoy aquí desde hace 16 meses, vosotros lleváis mucho más tiempo y sabéis más. No quiero decir nada al respecto”.
“Vivimos una situación complicada”
El técnico alemán no oculta que el equipo atraviesa momentos delicados. “Es una situación complicada la que tenemos”, reconoció, recordando lo vital que fue la victoria frente al Girona para liberar tensiones. “Estoy feliz de haber conseguido los tres puntos contra el Girona. Fue muy importante y es algo que se ha podido ver hoy en el ambiente; es bueno ver eso y lo necesitamos. Tenemos un equipo joven y lo necesita”.
Flick, que no podrá contar con Raphinha ni Ferran Torres ante el Olympiacos, vive con intensidad cada partido. Ante el Girona se le vio tenso, consciente de que el equipo ya no tiene la misma solidez ni la presión asfixiante que caracterizaba al Barça de la temporada pasada. “Cuando lo analizas, hemos hablado de la distancia adecuada entre los jugadores, de la presión… Estuvimos demasiado lejos, tuvimos que correr demasiado. Tenemos que encontrar la mejor decisión”, explicó con franqueza.

“Este club me ha cambiado completamente”
Más allá de lo futbolístico, Flick dejó un mensaje muy humano, revelando cómo el Barça ha transformado su forma de sentir el fútbol. “No estoy más nervioso, aunque quizá mis emociones no son las mismas que antes”, admitió. “Recuerdo que en el Bayern había imágenes de cuando ganamos al Barça, que nunca sonreía con los ocho goles. Ahora tengo más emociones; este club igual me ha cambiado completamente”, confesó entre risas, sorprendido por su propio cambio.
El técnico alemán, que siempre ha proyectado una imagen fría y metódica, se mostró más cercano que nunca. “Lo que puedo decir es que amo este club, amo Barcelona, amo a la gente de aquí, es increíble, y doy el máximo para este club. Vivo para el club. Estas cosas, cuando me veo en la tele, no me gustan, para ser honesto, y no me gusta que mi nieto me vea así, así que igual tengo que cambiar mi comportamiento”.

Raphinha, Roony y el rompecabezas ofensivo
Sin Ferran ni Raphinha, Flick deberá improvisar una delantera ante el Olympiacos. Todo apunta a que Fermín podría ocupar la banda izquierda, con Rashford en punta y Lamine Yamal por la derecha. Sin embargo, el joven Roony también entra en los planes del técnico. “Puede jugar como delantero o mediapunta, ya sea cuando está en el banquillo o de titular. Pensamos en el once inicial, pero también en los que acaban el partido, y comentamos cuáles opciones son las mejores. Por el momento, no es fácil decidirlo”, explicó.
El entrenador no esconde que echa de menos a Raphinha, pieza clave en la presión y el equilibrio del equipo. “Echo de menos a Raphinha porque para nosotros fue muy importante el curso pasado. Jugar a ese nivel es muy bueno para nosotros y, por supuesto, le echo de menos”.
Flick estará este martes en el banquillo contra el Olympiacos, pero su presencia en el Clásico sigue en duda por la sanción tras su expulsión frente al Girona. Él, sin embargo, prefiere no pensar más allá. “Ahora toca la Champions. Podemos hablarlo el sábado o después del Olympiacos. Lo dije después del partido contra el Girona: no hubo nada contra el árbitro y él decidió verlo de otra manera, y es algo que debo aceptar”.
En un momento convulso, Hansi Flick se muestra más humano, más emocional y más culé que nunca. Quizá el Barça no solo cambia a los jugadores. También transforma a los entrenadores.



